La planta de biomasa de Curtis Teixeiro, uno de los proyectos de energía renovable más importantes de Europa, ha entrado ya en su recta final con el inicio de las primeras pruebas del sistema. Está previsto que comience a operar en el primer trimestre de 2020.
Con una inversión de 135 millones de euros, se levanta sobre una parcela de 103.000 metros cuadrados y cuenta con una capacidad de generación de energía de 50 MW, equivalente para abastecer a una población de más de 250.000 habitantes.
La planta incorpora las últimas novedades tecnológicas aplicadas a infraestructuras de biomasa para generación eléctrica, cumpliendo con la más restrictiva normativa europea. Se trata de unas instalaciones altamente eficientes en cuanto a generación y con un nivel reducido de emisiones de CO2 a la atmósfera. Es una planta de refrigeración seca, lo que supone que apenas consume agua y no producen vertidos.
Su financiación obtuvo la máxima calificación (E1) como préstamo verde, por la agencia de evaluación Standard&Poor’s. Además, ha sido el primer proyecto de biomasa financiado, desde sus inicios, mediante la modalidad de Project Finance y permitió a Greenalia convertirse en la primera pyme en emitir un bono verde en Europa.
La productora de energía estima obtener unos ingresos recurrentes de más de 910 millones de euros a lo largo de 25 años por la venta de energía eléctrica a los que habría que añadir 295 millones por el suministro de biomasa forestal para Greenalia Forest.
Durante el proceso de construcción y hasta su puesta en marcha, la planta está generando más de 1.000 puestos de trabajo entre empleos directos e indirectos, de los cuales, unos 100 se mantendrán como fijos una vez iniciada la actividad, 35 en la planta y el resto en la actividad de recogida de la biomasa.